viernes, 28 de septiembre de 2012

El mate me escucha



Situación: ésta masa de músculos, huesos, y nervios tomando mate frente a una pantalla, tratando de concentrarse para emitir ideas fructíferas. Resultado: charla más que interesante con el mate.
- Querido compañero de soledades y sociedades, sigo bastante, bastante hundida en mi gran nube-, le dije.
- Lo sé, lo sé. Tu subconsciente me lo contó todo hace meses-, confesó el mate, sin pelos en la lengua.
- Entonces, estás al tanto que esto es un sueño, y que en realidad la realidad no existe para mí.
- Ajá. Lo sé todo.

Lo usé de psicólogo. Más que veces anteriores. Escuchó con razonable atención.

- Estoy tomando soda-, recapacité ante la mirada estupefacta de mi amigo, el mate, que no entendía ni jota.
- A ver, a ver. ¿Cómo es eso?
- Sí. Es que, veo todo como más light. Si bien, es obvio que me van a perseguir los fantasmas de siempre, transcurro una etapa de “liviandad”.

Es claro que así era, porque estaba hablando con el mate. Si fuera lo contrario, estaría debatiendo con el alcohólico de mi subconsciente.
Tema aparte era el asunto de mis fantasmas, que van conmigo casi como mi sombra. No quise tocarlo porque creo que ellos me estaban mirando, al menos eso sentí.
Pero bueno, en fin. El mate Matienzo no era un filósofo de aquellos como lo es una de las tres partes de mi conciencia. Adivinaba lo que pasaba por mi mente en ciertas ocasiones.
Lo bueno es que ahora sé que tengo otro apoyo más. La incógnita es que no sé cómo se llevarán entre ellos. Da igual, uno es mi angelito, el mate claro está. Y el otro auspicia de Lucifer, aunque, pobrecito, no le hagamos mala fama ahora que está medio escondido de todo el mundo. Hablo de mi consiente mecánico, el borracho alegre. Que en realidad bebe para ayudarme. Pero eso es tema de otra sesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario